jueves, 2 de febrero de 2012


NO TE RINDAS, POR FAVOR NO CEDAS, AUNQUE EL FRIO QUEME, AUNQUE EL SOL SE ESCONDA, Y SE CALLE EL VIENTO, AUN HAY FUEGO EN EL ALMA, AUN HAY VIDA EN TUS SUEÑOS. PORQUE LA VIDA ES TUYA Y TUYO TAMBIEN EL DESEO, PORQUE CADA DIA ES UN COMIENZO NUEVO, PORQUE ESTA ES LA HORA Y EL MEJOR MOMENTO 

viernes, 23 de diciembre de 2011

Y otro de parte de Susana gracias

He llegado a la conclusión
aterradora
de que yo soy el elemento
decisivo de mi vida.
Yo poseo el tremendo poder
para hacer mi vida miserable
o alegre.
Para con otros y para conmigo mismo
Yo puedo ser una herramienta de
tortura o un instrumento de inspiración.
Es mi respuesta que decide
si una crisis se escala o no.
Son mis acciones que deciden
si yo me ennoblezco o me
degrado
y si humanizan o
deshumanizan a los demás
YO SOY EL PODER DE MI  VIDA.

Goethe

Regalos de Navidad

Rompo este huevo y nace la
mujer
y nace el hombre. Y juntos
vivirán
y morirán. Pero nacerán nuevamente
Nacerán y volverán a morir
y otra vez nacerán.
Y nunca dejaran de nacer,
porque la muerta es mentira.

Eduardo Galeano

martes, 20 de diciembre de 2011

Feliz año para todas que el 2012 nos encuentre a todos muy unidos


Vengo desde el ayer, desde el pasado oscuro y olvidado con las manos atadas por el tiempo, con la boca sellada desde épocas remotas.
Vengo cargada de dolores antiguos, recogidos por siglos, arrastrando cadenas largas e indestructibles.
Vengo desde la oscuridad del pozo del olvido, con el silencio a cuestas, con el miedo ancestral que ha corroído mi alma desde el principio de los tiempos.
Vengo de ser esclava por milenios, esclava de maneras diferentes, sometida al deseo de mi raptor en Persia, esclavizada en Grecia, bajo el poder romano. Convertida en vestal, en las tierras de Egipto, ofrecida a los dioses de ritos milenarios, vendida en el desierto o canjeada como una mercancía.
Vengo de ser apedreada por adúltera en las calles de Jerusalén, por una turba de hipócritas, pecadores de todas las especies, que clamaban al cielo mi castigo.
He sido mutilada en muchos pueblos para privar mi cuerpo de placeres y convertida en animal de carga, trabajadora y paridora de la especie.
Me han violado sin límite, en todos los rincones del planeta, sin que cuente mi edad madura o tierna o importe mi color o mi estatura.
Debí servir ayer a los señores, prestarme a sus deseos, entregarme, donarme, destruirme, olvidarme de ser una entre miles.
He sido barragana de un señor de Castilla, esposa de un Marqués y concubina de un comerciante griego, prostituta en Bombay y filipinas y siempre ha sido igual mi tratamiento.
De unos y de otros siempre esclava, de unos y de otros dependiente, menor de edad en todos los asuntos, invisible en la historia mas lejana, olvidada en la historia más reciente.
Yo no tuve la luz del alfabeto durante largos siglos. Aboné con mis lágrimas la tierra que debí cultivar desde mi infancia.
He recorrido el mundo en millares de vidas que me han sido entregadas una a una.
Y he conocido a todos los hombres del planeta: los grandes y pequeños, los bravos y cobardes, los viles, los honestos, los buenos, los terribles.
Mas casi todos llevan la marca de los tiempos. Unos manejan vidas como amos y señores, asfixian, aprisionan, succionan y aniquilan.
Otros manejan almas: comercian con ideas, asustan o seducen, manipulan y oprimen.
Unos cuentan las horas con el filo del hambre, atravesado en medio de la angustia. Otros viajan desnudos por su propio desierto y duermen con la muerte en la mitad del día.
Yo los conozco a todos. Estuve cerca de unos y de otros, sirviendo cada día, recogiendo las migajas, bajando la cerviz a cada paso, cumpliendo con mi karma.
He recorrido todos los caminos. He arañado paredes y ensayado cilicios, tratando de cumplir con el mandato de ser como ellos quieren, mas no lo he conseguido.
Jamás se permitió que yo escogiera el rumbo de mi vida. He caminado siempre en una disyuntiva, ser santa o prostituta.
He conocido el odio de los inquisidores que a nombre de "la santa madre iglesia" , condenaron mi cuerpo a su sevicia o a las infames llamas de la hoguera.
Me han llamado de múltiples maneras : bruja, loca, adivina, pervertida, aliada de Satán, esclava de la carne, seductora, ninfómana, culpable de los males de la tierra.
Pero seguí viviendo, arando, cosechando, cosiendo, construyendo, cocinando, tejiendo, curando, protegiendo, pariendo, criando, amamantando, cuidando, y sobre todo amando.
He poblado la tierra de amos y de esclavos, de ricos y mendigos, de genios y de idiotas, pero todos tuvieron el calor de mi vientre, mi sangre y mi aliento, y se llevaron un poco de mi vida.
Logré sobrevivir a la conquista brutal y despiadada de Castilla en las tierras de América, pero perdí mis dioses y mi tierra y mi vientre parió a gente mestiza, después de que el castellano me tomara por la fuerza.
Y en este continente mancillado proseguí mi existencia, cargada de dolores cotidianos. Negra y esclava en medio de la hacienda, me vi obligada a recibir al amo cuantas veces quisiera, sin poder expresar ninguna queja.
Después fui costurera, campesina, sirvienta, labradora, madre de muchos hijos miserables, vendedora ambulante, curandera, cuidadora de niños y de ancianos, artesana de manos prodigiosas, tejedora, bordadora, obrera, maestra, secretaria o enfermera.
Siempre sirviendo a todos, convertida en abeja o sementera, cumpliendo las tareas más ingratas, moldeada como cántaro por las manos ajenas.
Y un día me dolí de mis angustias. Un día me cansé de mis trajines, abandoné el desierto y el océano, bajé de la montaña, atravesé las selvas y confines y convertí mi voz dulce y tranquila en bocina del viento, en grito universal y enloquecido.
Y convoqué a la viuda, a la casada, a la mujer del pueblo, a la soltera, a la madre angustiada, a la fea, a la recién parida, a la violada, a la triste, a la callada, a la hermosa, a la pobre, a la afligida, a la ignorante, a la fiel, a la engañada, a la prostituta.
Vinieron miles de mujeres, juntas, a escuchar mis arengas. Se habló de los dolores milenarios, de las largas cadenas que los siglos nos cargaron a cuestas.
Y formamos con todas nuestras quejas un caudaloso río que empezó a recorrer el universo, ahogando la injusticia y el olvido.
El mundo se quedó paralizado. ¡los hombres sin mujeres no caminan!
Se pararon las máquinas, los tornos, los grandes edificios y las fábricas, ministerios y hoteles, talleres y oficinas, hospitales y tiendas, hogares y cocinas.
Las mujeres, por fin, lo descubrimos. ¡somos tan poderosas como ellos y somos muchas más sobre la tierra ! ¡ más que el silencio y más que el sufrimiento ! ¡ más que la infamia y más que la miseria !
Que este canto resuene en las lejanas tierras de indochina, en las arenas cálidas del África, en Alaska o en America latina, llamando a la igualdad entre los géneros, a construir un mundo solidario -- distinto, horizontal, sin poderíos -- a conjugar ternura, paz y vida, a beber de la ciencia sin distingos.
A derrotar el odio y los prejuicios, el poder de unos pocos, las mezquinas fronteras. A amasar con las manos de ambos sexos el pan de la existencia.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Nuestra propia canción

Nuestra propia canción....


Mujeres de una Comunidad Africana... otra mirada que nos completa, que nos lleva a "Recordar".
Nuestra Propia Canción...
Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño. Saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito.
Las mujeres entonan la canción y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás.
Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le cantan su canción. Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le canta su canción. Cuando se inicia como adulto, la gente se junta nuevamente y canta. Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción.
Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama e igual que para su nacimiento, le cantan su canción para acompañarlo en la transición. En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual los pobladores cantan la canción. Si en algún momento durante su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, se lo lleva al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor. Entonces le cantan su canción.
La tribu reconoce que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo; es el amor y el recuerdo de su verdadera identidad. Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera dañar a otros. Tus amigos conocen tu canción y te la cantan cuando la olvidaste. Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las oscuras imágenes que muestras a los demás.
Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo; tu totalidad cuando estás quebrado; tu inocencia cuando te sientes culpable y tu propósito cuando estás confundido. No necesito una garantía firmada para saber que la sangre de mis venas es de la tierra y sopla mi alma como el viento, refresca mi corazón como la lluvia y limpia mi mente como el humo del fuego sagrado.

Tolba Phanem - mujer, poeta africana.

El costo de Negar el Alma por Cristina Miguens

El varón contemporáneo típico sigue profundizando el modelo machista. La enorme mayoría de los varones con sus felices excepciones está lejos de haber aceptado e integrado su componente inconciente, emocional, vulnerable, débil, irracional y hasta espiritual. Todo esto sigue siendo cosas de las mujeres. En vez de buscar su alma dentro de sí, los varones la buscan fuera de sí, en las cosas y también en las mujeres , ya que nosotras también en general, tomamos esos valores descalificados por la cultura.
Porque esa búsqueda es estéril, porque su alma no está ahí. Lejos de reconocerla dentro de sí la niegan y luchan contra ella. Y esa lucha interior entre el alma femenina no asumida y el yo conciente masculino y racional les genera una violencia tal que deben canalizarla. A veces la dirigen contra sí mismos como enfermedad psicosomática y otras veces la proyectan hacia afuera, en la mujer que tienen delante de sí y a las que también dicen amar.